Economista cubano desmonta el “Programa de Gobierno” de Díaz-Canel: “No es un plan"

Díaz-Canel en una reunión de gobierno.

Sumario

  • El economista cubano Mauricio de Miranda calificó el recién aprobado Programa de Gobierno como un documento “burocrático e ineficaz”.
  • De Miranda propuso reformas estructurales como liberalizar fuerzas productivas y garantizar derechos de propiedad, entre otras.
  • El experto señaló que el sistema político autoritario bloquea el debate y las reformas necesarias.
  • Sin credibilidad institucional ni libertades económicas reales, Cuba no podrá atraer inversión ni lograr estabilidad económica, concluyó.

El economista cubano Mauricio de Miranda calificó el llamado Programa de Gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía impulsado por Miguel Díaz-Canel como un documento “burocrático e ineficaz”, que carece de diagnóstico, metodología y medidas concretas para sacar al país de la crisis.

Publicado pocos días antes del paso del huracán Melissa, el plan oficial fue aprobado por todas las instancias del poder —desde el Consejo de Ministros hasta el Comité Central del Partido Comunista—, algo que, según De Miranda, “agrava su responsabilidad colectiva”.

“No es un programa, sino un inmenso listado de deseos e indicadores sin horizonte de cumplimiento ni recursos definidos”, señaló en un detallado post en Facebook titulado "Crítica al Programa del Gobierno cubano".

El documento, explicó, “refleja la inconsistencia de la política económica cubana y la ausencia de una estrategia efectiva para enfrentar la inflación, la caída productiva y el aumento de la pobreza”.

En lugar de soluciones estructurales, el texto insiste en una retórica de control y fiscalización, con expresiones como “control de precios” o “asignación de divisas”, que, a su juicio, confirman la persistencia del modelo de “ordeno y mando” que mantiene paralizada la economía nacional.

Sin diagnóstico ni hoja de ruta

De Miranda critica que el programa no incluye un análisis de impacto sobre la producción, el empleo ni la balanza externa del país. Tampoco define prioridades ni fuentes de financiamiento. “Establece metas sin explicar cómo alcanzarlas, ni con qué recursos. Es pura planificación vacía”, afirma.

El texto, además, evita reconocer la pobreza creciente en Cuba, a la que llama “vulnerabilidad multidimensional”, y no ofrece políticas claras para reducir las desigualdades territoriales o el deterioro de los servicios públicos.

Reformas urgentes que La Habana evita

El economista propone sustituir el modelo centralizado por mercados regulados, no controlados, y eliminar los monopolios estatales “no naturales”, incluido el conglomerado militar GAESA, que domina sectores estratégicos.

Entre sus medidas prioritarias destaca: liberalizar las fuerzas productivas y garantizar derechos de propiedad y competencia; unificar y flexibilizar el tipo de cambio; establecer un banco central independiente; atraer inversión extranjera con credibilidad legal e institucional, y reorientar el gasto público: menos burocracia y más salud, educación y seguridad social.

“De lo que se trata es de hacer lo contrario a lo que ha venido haciendo el Gobierno: dejar de topar precios y empezar a estimular la producción”, sentenció el experto.

Un cambio que va más allá de la economía

De Miranda sostiene que la raíz de la crisis no es solo económica, sino política.

“El sistema autoritario bloquea cualquier debate o reforma real. La Constitución amarra el país a un modelo inmutable y a un partido único que no rinde cuentas. Es un sistema antimarxista porque niega el cambio”.

Para salir del estancamiento, el economista propone un proceso de transformación institucional pacífica hacia un Estado democrático de derecho, con una nueva Constitución y una economía basada en mercados regulados y derechos sociales garantizados.

“Sin credibilidad institucional, sin Estado de derecho y sin libertades económicas reales, Cuba no podrá atraer inversión ni lograr estabilidad”, advirtió.

“No es posible reimpulsar la economía desde la propaganda ni con programas que no son más que papel mojado”, concluyó el experto.